PUCARÁ DE RUMICUCHO O LULUBAMBA
Ubicación
A 4km de la Población de San Antonio
Horario de atención
Lunes a domingo 10:00 / 22:00
Costo de ingreso
General $4,00
El pucará de
Rumicucho es parte de un sistema de fortificaciones de
las cuales también se conocen los pucaráes de La Marca, Trigoloma, Pambamarca y delvalle de Guayllabamba.
El Pucará de
Rumicucho tiene alrededor de 380 m. de largo y 75 de ancho; está conformado por
5 terrazas de piedra que siguen la forma piramidal de la colina sobre la cual
fueron construidas.
Está situado a pocos kilómetros del lugar en que la Misión Geodésica Francesa
fijó la mitad del mundo, en San Antonio de Pichincha a 4 km. del carretero que
conduce a San José de Minas y Perucho.
El Pucará de
Rumicucho fue construido por los incas entre 1480 y 1500. Los materiales
arqueológicos revelan presencia incaica, en el sitio se han hallado testimonios
de ocupación simultánea, de pobladores nativos de la zona.
La palabra quichua
pucará identifica un tipo de edificación aborigen muy común en los Andes de
Sudamérica. Estas construcciones, generalmente levantadas en la cima de colinas
con ubicación estratégica, fueron utilizadas durante la expansión del incario
en calidad de fortalezas para defender territorios conquistados o como lugares
de aprovisionamiento de víveres para los ejércitos empeñados en la expansión
del Estado Inca.
El nombre del Pucará
deriva de dos voces quichuas: "Rumi" (Piedra) y "Cucho" (
rincón), "Rumicucho" quiere decir "rincón de piedra";
aunque antiguamente se denominaba Lulumbamba de "Lulum" (fruto) y
"Bamba" o "Pampa" (llanura o planicie) lo que significa
"llanura fértil".
Se encuentra ubicado
en la provincia de Pichincha, cantón Quito, en la parroquia de San Antonio de
Pichincha. El Pucará se encuentra a 4 km al norte de San Antonio de Pichincha.
En el extremo norte se encuentra el encañonado del río Guayllabamba y en
dirección al sur, la quebrada Colorada. Al este una planicie limitada por los
cerros de la Providencia y Catequilla y al oeste de los cerros de La Marca y
Padre Rumi.
El paisaje dominante
es de tipo desértico, con una rala cobertura vegetal formada por especies
xerofíticas, entre las que se encuentran los cactus, tunas, pencos, matorrales
como la chilca y mosquera y árboles como el quishuar, molle, algarrobo y
campeche. El territorio en el que se encuentra el Pucará forma parte de la zona
Xerofítica Equinoccial de la Provincia de Pichincha, cuya temperatura media es
de 18 °C.
El término quichua
“pucará” significa fortaleza o lugar fortificado. Los pucaráes están asociados
con la etapa
incaica, y las primeras evidencias datan de finales del siglo XV. El Pucará de
Rumicucho fue construido por los incas como un centro militar de control en el
territorio de Quito, a la vez que fue utilizado como un puesto de avanzada en
la conquista de los pueblos ubicados en Cayambe y Caranqui.
La forma alargada de
la colina en que se encuentra, determinó que la edificación se distribuya en
varios espacios horizontales, rodeados por sólidos muros de contención. De
acuerdo a los estudios realizados, se desprende que la colina, originalmente de
superficie curva, fue modificada intencionalmente para obtener una forma
escalonada, dejando al centro una plataforma rectangular que cumplió funciones
de carácter ceremonial, a juzgar por la amplia visibilidad que proporciona en
los cuatro puntos cardinales, cuanto también por la ausencia de restos de
ocupación humana.
En los extremos de
este espacio se distribuyen dos terrazas a cada lado, en cuyo interior se
ubican varios recintos habitacionales actualmente identificados por los
cimientos, agujeros de postes, gran cantidad de restos de alimentación y
desechos de objetos de cerámica, piedra y 86 hueso.
Este sitio tuvo una
funcionalidad militar, pero también se han descubierto evidencias que permiten
afirmar que fue utilizado como un centro ceremonial. La población asentada en
este lugar, a más de cumplir labores relacionadas con la subsistencia, estaba
dedicada a la elaboración de tejidos, afirmación que se confirma por el
hallazgo de centenares de herramientas textiles elaboradas en hueso de
camélido, principalmente llamas.
El pucará esta
compuesto por cinco espacios atarazados poseen construcciones de diferentes
formas y tamaños, siendo los más comunes los rectangulares y cuadrangulares.
Cuarta Terraza
Esta
terraza está a continuación de la anterior y a un nivel más alto, se extiende
un espacio rodeado por los muros de contención. En el interior no existen
edificaciones, salvo un pequeño cuarto en la esquina sur oeste, con función de
puesto de control en el trayecto a la parte alta. En esta terraza la gente se
reunía antes de acceder a la cima del edificio, considerado el lugar de mayor
importancia ritual. Este espacio, a más de permitir el ingreso a la tercera a
través de una escalinata, se conecta con la segunda por medio de dos andenes
longitudinales, 87 también delimitados por muros de contención.
Tercera Terraza
Es
la parte más alta del Pucará y desde su cima se puede observar la extensa
superficie y todo lo que se encuentra en los cuatro puntos cardinales. Esta
plataforma, similar a otras identificadas en el área de Rumicucho, marcaba con
toda seguridad el centro del edificio y el lugar de celebración de ritos. Esta
terraza, igual que en el extremo sur, tiene otra escalinata para bajar a la
segunda. Cuando se hacían las
excavaciones en el interior de esta
terraza se encontraron muchos desechos alimenticios como huesos, partes de
cerámica y objetos de piedra.
Desde este lugar se
puede divisar al norte el Nudo de Mojanda, el Cerro Fuya-Fuya y las poblaciones
de Atahualpa, Puéllaro y Alchipichi; al sur esta la entrada a la ciudad de
Quito; al este el Cerro La Providencia y el Catequillas, el Volcán Cayambe, y
el Cerro Paco. También se puede observar al Casitahua, al Cerro de La Marca y
al Padre Rumy. En la planicie se encontraban los Ushnus. Existen dos
importantes quebradas, la Quebrada Colorada y la Quebrada de Shaigua.
Segunda Terraza
Los
recintos descubiertos debieron servir como lugares de consumo de alimentos y
bebidas, luego de las actividades ceremoniales realizadas en la parte más alta
del edificio.
La estructura
circular, actualmente incompleta por la erosión sufrida en la parte adyacente
al barranco, se hallaba cubierta con una armazón de madera, a juzgar por los agujeros de poste
identificados en su interior. En la parte occidental, y junto al segundo muro
de contención, se encuentran dos recintos pequeños, identificados como cocinas.
Se trató de lugares
en donde se preparaba la comida en fogones de piedras semi enterradas y se
guardaba el agua en grandes arríbalos asentados en agujeros realizados en el suelo. En el área
de las cocinas se recuperó una gran cantidad de restos de alimentación, como
huesos de llama, cuy, pato, a más de caracoles de tierra y otros restos de
fauna.
Primera Terraza
Corresponde al espacio más extenso del Pucará, localizado en el extremo norte
del edificio. Se conoce, por las evidencias superficiales, la existencia de un
muro perimetral, un corredor y una
estructura circular en el extremo noroeste, vestigios que no han sido
excavados.
Al lado occidental
de pucará se encuentran vestigios de dos cocinas, más adelante se encuentran
los restos de un fogón original, en el cual preparaban los alimentos para todos
los habitantes del pucará. También se encontró un gran basural con huesos de
llamas, alpacas, patos, armadillos, conejos, venados, peces y monos.
Se puede decir que
el Pucará fue una pequeña ciudadela, construida con materiales propios de la
zona como la piedra de color rosado, tierra, piedra pómez, madera y paja
recogida en las partes altas de las montañas.
El agua se obtenía
de vertientes localizadas en la parte oriental del pucará y cerca de la
quebrada de Monjas. Las edificaciones responden a un patrón arquitectónico
incaico, adaptado a las condiciones topográficas de la colina, las cuales
determinaron la ubicación de accesos, puestos de control y dirección de los
muros de contención.
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