sábado, 2 de mayo de 2015

Museo Arqueológico Rumicucho


PUCARÁ DE RUMICUCHO O LULUBAMBA 


Ubicación 
A 4km de la Población de San Antonio 

Horario de atención 
Lunes a domingo 10:00 / 22:00

Costo de ingreso 
General $4,00

El pucará de Rumicucho es parte de un sistema de fortificaciones de las cuales también se conocen los pucaráes de La Marca, Trigoloma, Pambamarca y delvalle de Guayllabamba.

El Pucará de Rumicucho tiene alrededor de 380 m. de largo y 75 de ancho; está conformado por 5 terrazas de piedra que siguen la forma piramidal de la colina sobre la cual fueron construidas.

Está situado a pocos kilómetros del lugar en que la Misión Geodésica Francesa fijó la mitad del mundo, en San Antonio de Pichincha a 4 km. del carretero que conduce a San José de Minas y Perucho.

El Pucará de Rumicucho fue construido por los incas entre 1480 y 1500. Los materiales arqueológicos revelan presencia incaica, en el sitio se han hallado testimonios de ocupación simultánea, de pobladores nativos de la zona.

La palabra quichua pucará identifica un tipo de edificación aborigen muy común en los Andes de Sudamérica. Estas construcciones, generalmente levantadas en la cima de colinas con ubicación estratégica, fueron utilizadas durante la expansión del incario en calidad de fortalezas para defender territorios conquistados o como lugares de aprovisionamiento de víveres para los ejércitos empeñados en la expansión del Estado Inca.

El nombre del Pucará deriva de dos voces quichuas: "Rumi" (Piedra) y "Cucho" ( rincón), "Rumicucho" quiere decir "rincón de piedra"; aunque antiguamente se denominaba Lulumbamba de "Lulum" (fruto) y "Bamba" o "Pampa" (llanura o planicie) lo que significa "llanura fértil".
Se encuentra ubicado en la provincia de Pichincha, cantón Quito, en la parroquia de San Antonio de Pichincha. El Pucará se encuentra a 4 km al norte de San Antonio de Pichincha. En el extremo norte se encuentra el encañonado del río Guayllabamba y en dirección al sur, la quebrada Colorada. Al este una planicie limitada por los cerros de la Providencia y Catequilla y al oeste de los cerros de La Marca y Padre Rumi.

El paisaje dominante es de tipo desértico, con una rala cobertura vegetal formada por especies xerofíticas, entre las que se encuentran los cactus, tunas, pencos, matorrales como la chilca y mosquera y árboles como el quishuar, molle, algarrobo y campeche. El territorio en el que se encuentra el Pucará forma parte de la zona Xerofítica Equinoccial de la Provincia de Pichincha, cuya temperatura media es de 18 °C.

El término quichua “pucará” significa fortaleza o lugar fortificado. Los pucaráes están asociados
con la etapa incaica, y las primeras evidencias datan de finales del siglo XV. El Pucará de Rumicucho fue construido por los incas como un centro militar de control en el territorio de Quito, a la vez que fue utilizado como un puesto de avanzada en la conquista de los pueblos ubicados en Cayambe y Caranqui.

La forma alargada de la colina en que se encuentra, determinó que la edificación se distribuya en varios espacios horizontales, rodeados por sólidos muros de contención. De acuerdo a los estudios realizados, se desprende que la colina, originalmente de superficie curva, fue modificada intencionalmente para obtener una forma escalonada, dejando al centro una plataforma rectangular que cumplió funciones de carácter ceremonial, a juzgar por la amplia visibilidad que proporciona en los cuatro puntos cardinales, cuanto también por la ausencia de restos de ocupación humana.
En los extremos de este espacio se distribuyen dos terrazas a cada lado, en cuyo interior se ubican varios recintos habitacionales actualmente identificados por los cimientos, agujeros de postes, gran cantidad de restos de alimentación y desechos de objetos de cerámica, piedra y 86 hueso.

Este sitio tuvo una funcionalidad militar, pero también se han descubierto evidencias que permiten afirmar que fue utilizado como un centro ceremonial. La población asentada en este lugar, a más de cumplir labores relacionadas con la subsistencia, estaba dedicada a la elaboración de tejidos, afirmación que se confirma por el hallazgo de centenares de herramientas textiles elaboradas en hueso de camélido, principalmente llamas.

El pucará esta compuesto por cinco espacios atarazados poseen construcciones de diferentes formas y tamaños, siendo los más comunes los rectangulares y cuadrangulares.

Cuarta Terraza
Esta terraza está a continuación de la anterior y a un nivel más alto, se extiende un espacio rodeado por los muros de contención. En el interior no existen edificaciones, salvo un pequeño cuarto en la esquina sur oeste, con función de puesto de control en el trayecto a la parte alta. En esta terraza la gente se reunía antes de acceder a la cima del edificio, considerado el lugar de mayor importancia ritual. Este espacio, a más de permitir el ingreso a la tercera a través de una escalinata, se conecta con la segunda por medio de dos andenes longitudinales, 87 también delimitados por muros de contención.

Tercera Terraza
Es la parte más alta del Pucará y desde su cima se puede observar la extensa superficie y todo lo que se encuentra en los cuatro puntos cardinales. Esta plataforma, similar a otras identificadas en el área de Rumicucho, marcaba con toda seguridad el centro del edificio y el lugar de celebración de ritos. Esta terraza, igual que en el extremo sur, tiene otra escalinata para bajar a la segunda.  Cuando se hacían las excavaciones  en el interior de esta terraza se encontraron muchos desechos alimenticios como huesos, partes de cerámica y objetos de piedra.

Desde este lugar se puede divisar al norte el Nudo de Mojanda, el Cerro Fuya-Fuya y las poblaciones de Atahualpa, Puéllaro y Alchipichi; al sur esta la entrada a la ciudad de Quito; al este el Cerro La Providencia y el Catequillas, el Volcán Cayambe, y el Cerro Paco. También se puede observar al Casitahua, al Cerro de La Marca y al Padre Rumy. En la planicie se encontraban los Ushnus. Existen dos importantes quebradas, la Quebrada Colorada y la Quebrada de Shaigua.

Segunda Terraza
Los recintos descubiertos debieron servir como lugares de consumo de alimentos y bebidas, luego de las actividades ceremoniales realizadas en la parte más alta del edificio.
La estructura circular, actualmente incompleta por la erosión sufrida en la parte adyacente al barranco, se hallaba cubierta con una armazón  de madera, a juzgar por los agujeros de poste identificados en su interior. En la parte occidental, y junto al segundo muro de contención, se encuentran dos recintos pequeños, identificados como cocinas.

Se trató de lugares en donde se preparaba la comida en fogones de piedras semi enterradas y se guardaba el agua en grandes arríbalos asentados en  agujeros realizados en el suelo. En el área de las cocinas se recuperó una gran cantidad de restos de alimentación, como huesos de llama, cuy, pato, a más de caracoles de tierra y otros restos de fauna.

Primera Terraza
Corresponde al espacio más extenso del Pucará, localizado en el extremo norte del edificio. Se conoce, por las evidencias superficiales, la existencia de un muro perimetral, un corredor  y una estructura circular en el extremo noroeste, vestigios que no han sido excavados.

Al lado occidental de pucará se encuentran vestigios de dos cocinas, más adelante se encuentran los restos de un fogón original, en el cual preparaban los alimentos para todos los habitantes del pucará. También se encontró un gran basural con huesos de llamas, alpacas, patos, armadillos, conejos, venados, peces y monos.

Se puede decir que el Pucará fue una pequeña ciudadela, construida con materiales propios de la zona como la piedra de color rosado, tierra, piedra pómez, madera y paja recogida en las partes altas de las montañas.

El agua se obtenía de vertientes localizadas en la parte oriental del pucará y cerca de la quebrada de Monjas. Las edificaciones responden a un patrón arquitectónico incaico, adaptado a las condiciones topográficas de la colina, las cuales determinaron la ubicación de accesos, puestos de control y dirección de los muros de contención.


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